¿Por qué mueren las personas buenas? La partida de “Locomotora” Oliveras y el misterio del dolor

La noticia de la muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras a sus 47 años no solo sacudió al mundo del deporte, sino que abrió una pregunta profunda en muchos corazones: ¿Por qué mueren las personas buenas? ¿Dónde está Dios cuando alguien que luchó tanto, que inspiró a tantos, se va aparentemente antes de tiempo?

Alejandra no solo fue una campeona en el ring. Fue una sobreviviente de la pobreza, una mujer resiliente frente al abuso, una voz para quienes no se animaban a hablar, y una madre que crió sola a sus hijos mientras soñaba con un futuro mejor. Se hizo fuerte en medio de la miseria y, con unos guantes prestados, peleó por un lugar en la historia. Y lo logró.

Pero su vida no fue solo de combates y títulos: también fue de servicio. Daba charlas, ayudaba a jóvenes, estudiaba psicología para entender mejor cómo acompañar a los demás. Y soñaba con contar su historia en una película que tocara vidas.

Entonces, volvemos a preguntar: ¿por qué alguien así muere tan joven?


🙏 Un dolor que también atravesó Jesús

Jesús también lloró cuando su amigo Lázaro murió. No lo evitó, no lo negó, lo lloró. La Biblia dice:

“Jesús lloró.”
(Juan 11:35, NTV)

Dios no es indiferente a nuestro dolor. Él no ve la muerte como un final injusto, sino como una transición hacia la eternidad. Alejandra decía: “Todo tiene solución, menos la muerte”. Y tenía razón. Pero lo que quizás no sabía es que para Dios sí hay solución para la muerte: se llama resurrección.


❗Pero… ¿Realmente hay personas buenas?

Desde una mirada humana, Alejandra fue una mujer buena. Luchó contra la injusticia, ayudó a los demás y dejó huella. Pero la Biblia nos muestra una verdad incómoda:

“No hay ni un solo justo, ni siquiera uno.”
(Romanos 3:10, NTV)

“Nadie es verdaderamente sabio, nadie busca a Dios.”
(Romanos 3:11, NTV)

A los ojos de Dios, todos estamos rotos por el pecado. Nadie es suficientemente bueno para ganarse el cielo. Pero justamente por eso, Jesús vino a rescatarnos. No por nuestras obras, sino por su gracia.

Alejandra, como todos nosotros, necesitaba esa gracia. Y confiamos en que en sus últimos años, cuando reflexionaba tanto sobre la vida, la salud y la muerte, también haya abierto su corazón a Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida.


💡 Enseñanza con aplicación práctica

El legado de personas como Alejandra nos desafía. No sabemos cuánto tiempo vamos a estar acá, pero sí sabemos que tenemos hoy. Y ese hoy podemos usarlo para luchar, para inspirar, para ayudar, para sanar. Para amar. Pero sobre todo, para reconciliarnos con Dios.

Que su partida nos empuje a vivir más despiertos, a soltar lo que no nos deja avanzar, y a buscar a Jesús con el corazón abierto, porque sin Él, por más buenos que seamos, no llegamos. Pero con Él, tenemos vida eterna garantizada.


📖 Versículos clave

“Pues nuestro cuerpo mortal está sujeto a la muerte, pero el Espíritu nos da vida porque fuimos hechos justos ante Dios.”
(Romanos 8:10, NTV)

“No hay ni un solo justo, ni siquiera uno.”
(Romanos 3:10, NTV)


💬 Un mensaje cercano y esperanzador

No hay respuesta fácil cuando muere alguien que admiramos. Pero hay una verdad que no cambia: Dios sigue siendo bueno, incluso cuando no entendemos sus caminos.
Alejandra, gracias por dar pelea. Gracias por mostrar que se puede soñar aún con el estómago vacío. Que se puede sanar incluso habiendo vivido violencia. Que se puede amar y reír, aunque el alma tenga cicatrices.


📍Elías Gigena Dirección de la iglesia: Pedro Nolasco Rodríguez 1312 – Barrio Urca – Córdoba, Argentina
📲 Unite al canal de WhatsApp con contenido bíblico diario:
👉 https://whatsapp.com/channel/0029Vb1SlcTIN9iou56kt32g

🙌 Compartí esta noticia con alguien que hoy necesita una palabra de fe y esperanza.